El trabajo del abogado es fundamentalmente de comunicación, con sus clientes y con el resto de los operadores jurídicos. Se producen muchas situaciones en las que el abogado, especialmente los más jóvenes, pueden sufrir mucho con el ejercicio profesional. El coaching y las herramientas que ofrece puede ayudarles a delimitar mejor sus objetivos, tener claro hasta dónde llega su labor y qué depende de su pericia y, especialmente, contar con herramientas y técnicas de comunicación y de gestión de conflictos para su desarrollo profesional.
